viernes, 16 de diciembre de 2011

Refugio... por Marco Antonio Raya

Refugio
Por Marco Antonio Raya



Hemos destripado a la ballena
y hemos comido dentro.

Fuera, a pleno silencio, unas bisagras rompen el fragor de este monte de carne.

Un pequeño fantasma alza sus ojos vacíos hacia el cielo limpio como una navaja y vaga con la boca bien abierta. Ahí anidarán docenas de insectos, millones de huevos con millones de crías en la comisura de sus labios. Flota. Navega. Y arrastra una enorme cola que llega hasta su antigua casa, hasta los que velan una camisa muerta y un pequeño diente.

Y nosotros estamos escondidos bajo la piel, pero también está llena de ampollas que revientan si las miramos. Hiede.

Mis tres hermanas lloran con la voz de mis padres y yo les tapo la boca con ambas manos, con la frente, con un resoplido que hace temblar todo mi cuerpo menguante.

Lo hago para que el fantasma del niño pase de largo y no nos vea.

Pero siempre lo hace.



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