martes, 15 de enero de 2013

SOL NEGRO

 La Malmuerta


Adoración de la tierra

¿Has visto el sol alguna vez? Cada cosa que miramos es la versión deformada de otra, la misma cosa bajo una forma engañosa. La cópula de los términos es la cópula de los cuerpos. Gritaste SOY EL SOL, y sobrevino una erección completa, el verbo ser vehículo del frenesí amoroso. La vida necesita ser interpretada. El plomo es la deformación del oro. El aire es la deformación del agua. El cerebro es la deformación del ecuador. El coito es la deformación del crimen. El oro, el agua, el ecuador o el crimen como principio de todas las cosas. Los dos movimientos principales fueron siempre el de rotación y el sexual. Ambos se transforman el uno en el otro continuamente. La Tierra al girar hace copular a los animales y a los hombres, y los animales y los hombres hacen girar a la tierra mientras copulan. La combinación o transformación mecánica de estos movimientos es lo que los alquimistas llamaban piedra filosofal y como consecuencia de esta combinación de valor mágico, la situación actual del hombre está determinada entre los elementos. Carreteras agrietadas que bordean el mar, bocas amoratadas, un destornillador, una anciana desnuda, el olor de la tierra húmeda justo antes de la tormenta: son las raíces por las que el amor se nutre. Un perro devorando el estómago de un oca, una joven borracha que vomita, un abogado que solloza, un tarro de mostaza podrida representan la confusión que sirve al amor de vehículo. Tumbado perezosamente sobre tu espalda, el cuerpo como una expresión del bostezo, suspirando mientras concibes una sonrisa. Olvidando el tiempo y todas las cosas que fueron esenciales. Reflejando su falta de sentido: el momento está más allá del tiempo y su virtud ya ha acontecido. De puntillas con los brazos rígidos, las manos unidas tras la espalda, el cuello extendido, respirando profunda y espasmódicamente, hasta sentir la sensación de mareo en ráfagas, trayendo el agotamiento. Has sido siempre lo que más deseas: el futuro. Ante el espejo, observando tu reflejo hasta que se vuelva borroso y no conozcas al observador, cierra los ojos y verás la luz. Has sido siempre tu propio tirano, así que olvidas constantemente lo que recuerdas. Los muertos nacen de nuevo y otra vez descansan en el útero de la consciencia. Siempre has recordado lo que olvidaste: ¿podría ser hoy el Último Día solo por creer a la fuerza aquello que nunca has creído? Si hoy es ayer en todo excepto en la apariencia, entonces mañana es también hoy. El día de la decadencia. Diariamente el Universo es destruido: es por eso por lo que eres consciente. Llegarás a ella a través del mar: coronado de flores, con un haz de trigo en la mano derecha y una cabeza de hombre en la mano izquierda en recuerdo de la muerte. Atravesarás los campos de mies, agitarás el viento y apartarás las tormentas para que prosperen las cosechas. Ella bailará al verte llegar. Ahora estás entre los otros hombres y te irrita saber que no eres uno de los otros. Acostado en una cama junto a una chica a la que amas, olvidas que no sabes por qué eres quien eres, en lugar de ser el cuerpo que tocas. Ignorándolo todo, sufrirás a causa de la oscuridad de tu inteligencia, que te impide gritar que tú mismo eres la chica que olvida su presencia agitándose en tus brazos. El amor o la cólera infantil o la vanidad hacen divagar a los personajes olvidados en rincones polvorientos. Aunque os esforcéis en buscaros unos a otros con avidez nunca encontraréis más que imágenes deformadas de vosotros mismos y os dormiréis tan vacíos como los espejos. La chica ausente e inerte que está suspendida en tus brazos, como la puerta o la ventana a través de las que puedes mirar o pasar. Encuentras la indiferencia (que te permite abandonarte) cuando te duermes por incapacidad de amar los acontecimientos. Te será imposible saber a quién has encontrado cuando la estreches porque ella representará obstinadamente un completo olvido. Aunque el olvido no es más que un engaño de la memoria.

El sacrificio

El Sol Negro se eleva en la Casa Solar: como un agujero en el suelo, como una cerradura, como un cuchillo atravesando el sonido. El Sol Negro se detiene sobre la Casa Solar. En el crepúsculo reina la tranquilidad: ella danza formando círculos. La observas en la distancia: es el horror de la noche y la amas como se agoniza porque es débil como la muerte. La amas como se delira. Algunos creen que cualquier cosa es simbólica y puede transcribirse para explicar lo oculto, pero de qué es símbolo no lo saben. Así el argumento se convierte en una metáfora, confundiendo cuidadosamente lo obvio que desarrolla la virtud oculta. Todas las ideas concebibles comienzan y terminan como luz en su emoción, el éxtasis que induce la creación de la idea. El movimiento es el símbolo de un amor inquieto que pasa rápidamente de un ser a otro. Un hombre que se levanta tan bruscamente como un fantasma sobre su tumba y se acuesta del mismo modo. Vuelve a levantarse algunas horas después y se acuesta de nuevo y continúa así cada día: su coito atmosférico regulado por la rotación terrestre alrededor del sol. Así, aunque el movimiento de la vida terrestre esté acompasado por esta rotación, la imagen de este movimiento no es la tierra que gira, sino una verga penetrando a la hembra y saliendo de ella para volver a penetrarla. Los seres sólo mueren para nacer a la manera de los falos que salen de los cuerpos para volver a penetrarlos. Las plantas se elevan en la dirección del sol y se acuestan a continuación en la dirección del suelo. Los árboles que crecen con fuerza acaban quemados por el rayo, talados o desarraigados. Devueltos al suelo, se elevan idénticamente con una forma distinta. La imagen más simple de la vida orgánica unida a la rotación es la marea. Del movimiento del mar, coito uniforme de la tierra con la luna, procede el coito polimorfo y orgánico de la tierra y el sol. La lluvia vuelve a elevarse pronto en forma de planta inmóvil. La vida animal procede en su totalidad del movimiento de los mares, y en el interior de los cuerpos la vida continúa emergiendo del agua salada. La erección y el sol escandalizan lo mismo que el cadáver y la oscuridad de las cuevas. Los vegetales se dirigen uniformemente hacia el sol y, por el contrario, los seres humanos, aunque sean fálicos como los árboles, a diferencia del resto de los animales, desvían necesariamente los ojos. Los ojos humanos no soportan ni el sol, ni el coito, ni el cadáver, ni la oscuridad. Los movimientos eróticos del suelo no son fecundos como los de las aguas, pero son mucho más rápidos. La tierra se masturba a veces con frenesí y sobre su superficie todo se desploma. Aquellos en los que se acumula la fuerza de erupción se sitúan necesariamente abajo. Desastres: las revoluciones y los volcanes no hacen el amor con las estrellas. Las deflagraciones eróticas revolucionarias y volcánicas están en antagonismo con el cielo. Lo mismo que los amores violentos, se producen quebrantando la fecundidad. A la fecundidad celeste se oponen los desastres terrestres, imagen del amor terrestre incondicional, erección sin fin ni regla, escándalo y terror. Desearás ser degollado violando a la chica a quien hubieras podido decir: eres la noche. El deseo lo contiene todo, así que creeréis en todo, si es que en algo creéis. La canción de la experiencia y la ilusión: el sueño es mejor que la oración. La paradoja no es la verdad, mas la verdad es que cualquier cosa puede ser verdad durante un tiempo. Seréis aquello que creáis. Si ya lo sois todo, ¿por qué necesitáis creer que no lo sois? Os desnudaréis en la colina, besaréis la tierra y haréis brotar la vegetación: la primavera caerá violentamente sobre vosotros. Ella sabe que tu cabeza muere. Es la inmensidad, es el miedo, es bella como matar es bello con el corazón desmesurado. Te ahogas: su vientre está desnudo como la noche. Abres una herida como labios húmedos alrededor de una boca oscura en su vientre y buscas en sus entrañas lo que el futuro os depara: en su hígado, en sus riñones, en su estómago, en sus pulmones y finalmente en su corazón. El Sol ama exclusivamente la Noche y dirige hacia la tierra su violencia luminosa, verga innoble, pero se encuentra en la incapacidad de conmover la mirada o la noche, aunque las nocturnas extensiones terrestres se dirigen continuamente hacia la inmundicia del rayo solar. El Sol Negro se eleva en la Casa Solar: como un agujero en el suelo, como una cerradura, como un cuchillo atravesando el sonido. El Sol Negro se detiene sobre la Casa Solar. Para que brille el Sol Negro, es necesario que el sol de este mundo se ponga. Besas la herida y quemas las entrañas, que arden lentamente y en silencio: una columna de humo denso se eleva hacia el Sol Negro. 

Sol Negro

 

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